
Para poder asumir el hecho incuestionable de tu identidad verdadera, primero tendrás que renunciar a la identidad equivocada. Invertir, es decir creer, en lo falso es la forma que adopta la negación de lo real. Por tanto no es que Dios te esté negando la paz, no es que no escuche tus oraciones, no es que te niegue la liberación. Es simplemente que tu empeño en ser lo que no puedes ser te impide conocerte tal como realmente eres. Debes estar atento a lo que deseas porque tu deseo está contaminado por la confusión acerca de tu identidad y por tanto está fragmentado. Deseas - como no puede ser de otra manera - felicidad y paz. Pero condicionas estos estados vinculándolos con las circunstancias externas. Solo si éstas son favorables para el concepto que tienes de lo que eres, podrás - como resultado - experimentar estados de transitoria y fugaz dicha. De este modo, la naturaleza absolutamente incondicionada de la Paz queda negada. Y asÃ, dices no recordar (que en realidad significa que eliges no conocer) la profunda calma silenciosa e invulnerable, la dicha ilimitada de tu Ser.
Autor: Susana Ortiz | 2/10/2014
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